En las sesiones de capacitación que he tenido la fortuna de facilitar, es muy común que surja un espacio en el que los participantes se quejan de lo que su organización, su jefe, sus padres, sus compañeros, la sociedad, el país, algunas hasta su Dios, les han causado y que les han impedido lograr lo que ellos desean.
Siempre tienen un culpable a quien asignar sus frustraciones.
Parte de la dinámica de la sesión es precisamente que se enfrenten con ellos mismos y que asuman la responsabilidad de su vida, de sus logros y por supuesto de sus fracasos; eso hace la diferencia entre un líder y una víctima.
Debo reconocer que el proceso no es sencillo; pero en la gran mayoría de los casos, se logra que un destello de propiedad se genere en las conciencias de los participantes. En parte por el proceso y estructura de la sesión, pero principalmente por los ejemplos de vida que se utilizan para demostrar los conceptos.
Es por ello que siempre estoy atento a nuevos ejemplos esclarecedores de la disyuntiva entre ser líder o ser víctima en el camino de la vida. Hace un momento acabo de leer una respuesta de Paulo Coelho (autor de El Alquimista, El Peregrino, El Zahir, 12 minutos y muchos libros más) a una pregunta de sus fans en su Blog.
Es un testimonio de vida que deja muy en claro que en la vida hay que enfrentar obstáculos construidos incluso por personas que amamos y con las mejores intenciones, pero que si asumimos el reto del liderazgo, saldremos adelante.
Gracias Paulo por compartir con el mundo tu talento y tu amor por la vida.
A continuación la respuesta de Paulo Coelho:
“Mis padres me encerraron en tres ocasiones en un manicomio. Las razones en mi expediente médico son banales Se dijo que estaba aislado, hostil y miserable en la escuela.
“No estaba loco, yo era más bien un muchacho de 17 años que quería ser escritor. Porque nadie entendió esto, me encerraron durante meses y me alimentaron con tranquilizantes. La terapia consistió simplemente en darme descargas eléctricas. Ellos tenían la intención de borrar la capa superior de mi memoria con el fin de lograr la paz en mi cabeza.
"Me prometí a mí mismo que un día iba a escribir sobre esta experiencia, para que los jóvenes entiendan que tenemos que luchar por nuestros sueños desde una etapa muy temprana de nuestra vida. El mensaje de "Veronika decide morir" es ese: atreverse a ser diferentes.
“Tú eres único, y debes aceptarte como eres, en vez de tratar de repetir los destinos de otras personas o patrones. La locura es comportarse como alguien que no eres.
“La normalidad es la capacidad de expresar tus sentimientos. Desde el momento en que no temas compartir tu corazón, serás una persona libre.
“Yo era un rebelde. Me oponía a todo, y eso es algo realmente bueno cuando se es joven. Mis padres trataron de hacer que me comportara correctamente. Trataron de todo, desde amenazas, hasta quejarse de lo mucho que los decepcionaba, pero nada funcionó.
“Ellos pensaban que había perdido el control, y se dijeron: "Está loco. Quiere ser un artista". Y luego me internaron en esa institución y aprendí a muy temprana edad que tenía que luchar.
“Elegí no verme a mí mismo como una víctima, pensé: "Paulo, ahora estás experimentando las dificultades que los verdaderos artistas experimentan en la realidad."“.
Fuente: http://paulocoelhoblog.com/
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